lunes, 9 de marzo de 2009

La reeducación de los obreros es tarea urgente



Lic. Liliana Villanueva López
liliana_r19@hotmail.com

Cuando en diciembre del 2008 leía el fascinante libro “Las Cárceles del Emperador” del poeta limeño Jorge Espinoza Sánchez, una anécdota citada motivó en mi persona algunas reflexiones pedagógicas. El autor da cuenta – gracias a un testigo de primera mano - de como durante el primer quinquenio fujimorista en el penal Miguel Castro Castro, cuando los senderistas se habían asentado en las “autodenominadas” luminosas trincheras de combate, un extorsionador con todos los vicios de la calle (lumpen, borracho, drogadicto, violador, estafador y ocioso) comenzó a tratar con los insurrectos antes mencionados, lentamente fue adaptándose – sin ninguna obligación según el texto – a la férrea disciplina de trabajo y estudio como todos los demás presos políticos, los cambios fueron realmente significativos, atrás quedaba el estilo del malhadado social por un nuevo hombre, más culto, políticamente crítico, elevado moralmente, incluso causó una profunda alegría a la cariacontecida madre que lo frecuentaba en las visitas establecidas tal es así que no dudo en agradecer, profundamente conmovida, a los subversivos por haber cambiado a su hijo, cabe precisar al lector que quien suscribe estas líneas no sostiene coincidencias ideológicas con los otrora alzados en armas sino que considera oportuna la cita para plantear una cuestión ¿puede cambiar un lumpen?

Responder a la anterior pregunta es muy difícil, pero si tomamos como estudio de caso la anécdota narrada encontraremos una respuesta a la luz del aporte pedagógico de Lev Vigotski, quienes hemos estudiado a este ruso sabemos que los procesos de aprendizaje se producen en contextos socioculturales definidos y los elementos materiales y humanos a nuestro alrededor son mediadores entre el sujeto cognoscente y el aprendizaje, cierto es que la teoría vigotskiana esta referida al aprendizaje del infante, sin embargo es posible pensar que su alcance puede ir más allá, es decir para los procesos de cambio en adultos mediante la reeducación. En nuestro país la tarea de la readaptación social está en manos del Estado peruano y todos conocemos que las mazmorras son por el contrario poderosos mecanismos de perfeccionamiento criminal, la única experiencia conocida con éxito es el de algunas iglesias.

El objeto de este artículo no es el de la reeducación social de antisociales en general sino de manera particular la reeducación política en un sector concreto. Actualmente casi todos los gremios de construcción civil muestran manifestaciones que lindan más con la violencia de pandilleros que con la de una verdadera organización obrera, ofrecen un discurso lumpen, vació de contenido político, sólo basta acercarse alguno de estos grupos y constatarlo, tales características han terminado por desnaturalizar la esencia de los sindicatos obreros que partieron con el amauta José Carlos Mariátegui en el siglo pasado cuando dio forma a la CGTP. El problema existe, lo sabemos y nadie lo pone en duda pero tampoco en agenda, por eso estas líneas plantean una urgente tarea de los partidos políticos y gremios: la reeducación política de las masas obreras, los dirigentes tienen la palabra, pueden ser ciegos a ella o desengañarse y empezar a trabajar.

La organización de la clase obrera no es una cuestión para repartirse, en muchos casos violentamente, cupos de trabajo, los sindicatos jamás tuvieron en su génesis la perspectiva de convertirse en agencias de empleo. Un obrero debe entender que su organización como estamento constituye un rol histórico para las grandes transformaciones de una mejor sociedad con características cualitativamente superiores, comprende una concepción de desarrollo de clase y esto lo hace conciente, a eso se refería el norcoreano Kim Il Sung en la década de los setenta cuando decía que los obreros no solamente deben unirse sino también “claseobrerizarse”.

El auge del rubro de construcción al tener una demanda de mano de obra a ella acuden cientos de desocupados y entre ellos ex presidiarios, pandilleros, etc., es decir puede ingresar cualquier persona porque no hay criterios de selección ni mucho menos de cualificación al interior de allí los métodos para resolver sus problemas son entendibles, tanto entre los gremios mismos y hacia la patronal.

Si bien es cierto la reeducación política de los obreros es una tarea urgente debe admitirse también que es difícil, el problema que los obreros siempre arrastraron fue el empobrecimiento cultural e ideológico, aún en pleno surgimiento del capitalismo el propio Carlos Marx se dio cuenta de ello en su obra “Trabajo asalariado y Capital” cuando quería explicar sus complejos análisis económicos y temía no lo pudieran entender es por ello que se esforzó en ser didáctico, redactaba entonces: “Queremos que los obreros nos entiendan. Además en Alemania reinan una ignorancia y una confusión de conceptos verdaderamente asombrosas acerca de las relaciones económicas más simples”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario