viernes, 14 de agosto de 2009

EL DAÑINO CHOVINISMO

Lic Sergio Benites Romero

Mucho se escucha en ciertas gentes – a pecho hinchado - frases como “Chimbote para los chimbotanos”, “seamos regionalistas”, “pongámonos la camiseta de Ancash”, este lenguaje es propio de una tendencia muy conocida en la ciencia política como “chovinismo” o “chauvinismo”

El origen del chovinismo, data de la comedia “La cocarde tricolore”, en ella el personaje de Chauvin, representa un patriotismo exagerado, al parecer la puesta en escena se basó en la tenaz participación bélica del patriota francés Nicolas Chauvin en las guerras napoleónicas. Hoy, el chovinismo es la exaltación exagerada por lo propio y que al mismo tiempo significa el rechazo de lo foráneo, cabe precisar que el chovinista apela a la afectividad y no a la lógica, persuade en base al sentimiento y no a la argumentación.

Grandes como Marx, Lenin y Mao, advirtieron de los peligros del chovinismo aunque no lo sistematizaron. El chovinismo resulta una tendencia oportunista y sectaria que ha confundido a los políticos y dañado mucho a las organizaciones sociales. El análisis chovinista es unilateral, ve alguna de las partes pero no el todo, se centra en un aspecto y pierde la perspectiva holística, piensa en su distrito pero no en su provincia, piensa en su región pero no en su país, asume que los de otras regiones son ajenos a su desarrollo. Un ejemplo concreto, las macroregiones se orientaron con criterios de conveniencia, si se apartó a alguna, seguro no convenía ¿acaso no hay allí peruanos? En política, el análisis debe ser en conjunto y con sus particularidades a la vez

Los chovinistas son superficiales, los futbolistas pecan de ello al afirmar que asumen total entrega en los encuentros, pero resulta falso el amor a la camiseta cuando se conoce el friolero pago al contado, aunque luego cambien de camiseta por otro monto más elevado, no hay tal sentimiento entonces. Si fuéramos todos chauvinistas, deberíamos rechazar las contribuciones a nuestro Perú de gente como el puertorriqueño Fermín Tangüis o el italiano Antonio Raimondi, uno por recuperar el auge del algodón y el otro por dar a conocer una planta única en las alturas como la “Puya”

Es lamentable escuchar las frases iniciales u otras ya injuriosas - en politiqueros, periodistas, intelectuales y otros - como “fuera los foráneos”, “necesitamos autoridades regionalistas que vean por nosotros”. Entiéndase, los chovinistas nos dividen cuando precisamente más cohesión requerimos, olvidan que muchas veces “nadie es profeta en su propia tierra”.